El ayuno que Dios quiere es éste: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones,
que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo
y que no te desentiendas de tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como la aurora
y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder caminará ante ti y te seguirá la gloria del Señor. Entonces invocarás al Señor
y él te responderá;
pedirás auxilio
y te dirá: Aquí estoy
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