lunes, 3 de diciembre de 2012

La Biblia y sus predicciones científicas


La Biblia se caracteriza por sus infalibles revelaciones.  Encontramos en su contenido, en la época en que fue escrito el Antiguo Testamento, una serie de anticipaciones científicas que discrepaban de los conceptos de su época, pero que en el momento presente las investigaciones recientes han confirmado con hechos irrefutables. 
Por ejemplo, Hiparco, 200 años antes de Cristo, daba por sentado oficialmente el número de 1.022 cuando estaba generalizado el pensamiento que las estrellas alcanzaban un número limitado; seiscientos años antes de Cristo el profeta Jeremías declaró que el espacio es infinito (Jeremías 31:37) y las estrellas no se pueden contar (Jeremías 33:23), verdad que fue confirmada con la invención del telescopio.
Otras verdades científicas anticipadas a los descubrimientos del hombre, tales como las referentes al "peso del viento", o presión atmosférica (Job 28:25); la dinámica de los vientos (Eclesiastés 1:6); el ciclo del agua (evaporación, constitución de nubes, lluvia, formación de ríos y mares y de nuevo evaporación (Eclesiastés 1:7); la práctica científica de la cuarentena (Levítico 13:45-52); el reconocimiento de la sangre como líquido nutricio del cual depende la vida (Levítico 17:11); el orden en la formación de las diferentes partes del embrión (piel, músculos, huesos, nervios y finalmente la vida independiente (Job 10:10-12); la redondez de la tierra (Isaías 40:22); etc., eran totalmente ignoradas en el tiempo en que los profetas escribieron.

José Evelio García

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