sábado, 22 de diciembre de 2012

Tentar a Dios

Tentar a Dios es exponerse a un peligro innecesario, esperando sin necesidad su ayuda extraordinaria. Tentar a Dios es también exigirle pruebas o señales especiales a causa de nuestra incredulidad. Lejos de hacer tal cosa, debemos confiar absolutamente en 
Él.
Nuestro Padre Dios nos quiere muchísimo, y está continuamente pendiente de nosotros, aunque a veces nos dé la impresión de que nos ha olvidado. Señor, Padre mío, confío en Ti. Yo sé que me amas con locura. Por tanto, cuando llegue el momento de la tentación, del cansancio, de la falta de claridad y de entusiasmo, no es que te hayas olvidado de mí; es que Tú permites que pase por todo eso porque me conviene. ¡Gracias, Señor, por todo lo que me envíes!

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